Excelente análisis realizado por un colega que creo oportuno debería ser estudiado por muchos de nuestros jóvenes a propósito de la desaparición física del señor de la vanguardia, Camilo Cienfuegos.
William
Luna Castro, 26 de octubre de 2017, 6:17 pm
Profesor de
historia y ética e ideario martiano en la Universidad José Martí de Sancti
Spíritus (Uniss), Cuba y presidente de la Unión Nacional de
Historiadores de Cuba (Unhic) y de la Cátedra Honorífica Ché y Camilo en la
propia Uniss
Palabras claves: Williamluncast/William
Luncast/William Luna Castro/Guillermo Luna Castro/Paripé/Unión de historiadores
de Cuba –Unhic-/Universidad José Martí de Sancti Spíritus –Uniss-http://williamluncas.blogspot.es/,
https://williamluncast.wordpress.com/
¿Fue
asesinado Camilo Cienfuegos?
Probablemente
la desaparición de Camilo Cienfuegos después de las seis de la tarde del día 28
de octubre de 1959, se haya convertido en el hecho más polémico de la historia
de Cuba en los últimos 57 años, por dos razones: es uno de los acontecimientos
más conocidos por millones de cubanos y hoy mismo, después de once lustros, es
el suceso inicial de la revolución más tratado informalmente por las nuevas
generaciones.
El
hecho de que haya una tradición anual de homenajear a uno de los más populares
héroes cubanos, junto a las controvertidas afirmaciones de algunas personas
anticomunistas y opuestas raigalmente al proceso revolucionario cubano, que
aunque ya desaparecidas casi todas, encontraron en la escritura de sus memorias
y particularmente en los documentales y apariciones televisivas una manera
“oportuna” de hacer llegar el mensaje contracorriente de ellos a los más
jóvenes cubanos; han sido asideros para desatar polémicas diversas sobre lo
sucedido aquel día.
Trastocar
la historia oficial y única muchas veces conocida por los cubanos de dentro de
la isla, que como toda de esa raigambre, debe ser estudiada y puesta en la
picota pública críticamente con todos los elementos argumentales necesarios
para poder llegar a la verdad más equilibrada y posible desde los discursos
diletantes, es obra que debería tener estas condiciones: hurgar en las fuentes
originales, en la lógica multifacética, en el principio de la honestidad
autoral y en la necesidad de descubrir la verdad sin importar las
consecuencias. Ese es el modo en que debe investigarse, desde mi punto de
vista.
Pero
nunca es fácil lograr lo anterior y menos en cualquier caso donde la polémica
es evidencia de posiciones políticas totalmente contrarias y de la necesidad de
buscar, a cada lado, paradigmas para la lucha por el poder político.
Sobre
la muerte de Camilo y particularmente sobre la probabilidad de que haya sido
asesinado, se han escrito toda clase de hipótesis, pero como de lo que se trata
aquí es de hacer un mínimo requerimiento indagatorio para sustentar mí
hipótesis, no de asumir a priori una consabida posición –sea cual sea-, me voy
a decantar por tres métodos populares de la investigación histórica y muy
sencillos por demás: la heurística, para cuya realización en este caso -como
casi nunca se hace en Cuba-, nos hemos decidido por el contrapunteo honesto con
los propios criterios de las personas
que sustentan ávidamente la tesis del asesinato; la crítica, para discernir la
verdad desde los mismos postulados anteriores y la síntesis, para sustentar la
hipótesis.
Las
personas acostumbradas a asumir las verdades de otras y luego estigmatizarlas
con absolutos incuestionables, no estarán de acuerdo conmigo, pero eso importa
poco, porque de lo que se trata es de no partir de los caminos más conocidos
dentro de Cuba y sí de los más divulgados fuera de la isla, de modo que se
pueda descubrir cualquier verdad no
desde lo generalmente aceptado como válido aquí y sí desde los preceptos e
ideas de quienes sustentan hipótesis totalmente contrarias, logrando con ello
eliminar la baza de la polémica, al mismo tiempo que si cualquier historiador
no es capaz de llegar a conclusiones válidas desde las antípodas de las
posiciones consabidas, entonces la verdad
de la que se apropia es solo una falacia que algún día va a explotar.
Este
riesgo lo asumo en tiempo real, pues iré desentrañando mí “verdad”, desde la lectura literal, párrafo por párrafo, de una
transcripción del documental “¿Asesinaron a Camilo?” que tanto se conoce en
determinados sectores sociales dentro de Cuba, -que son los que me interesan
ahora, porque los consumidores de afuera generalmente asumen la tesis del
asesinato, porque sí- y, en consecuencia, realizaré análisis puntuales al término
de cada declaración hecha en ese material audiovisual, de modo que, al final,
se tengan argumentos para que la tesis del asesinato de Camilo por los más
altos dirigentes de la revolución, -que sustenta el documental-, se mantenga o
simplemente se caiga por ser absolutamente indefendible.
Comencemos
transcribiendo la nota oficial trasmitida en la televisión cubana el 29 de
octubre de 1959, -que igual inicia el documental- que decía así: “Se hace saber
por este medio a la opinión pública que en el día de ayer, 28 de octubre, a las
6:01 pm salió del aeropuerto de Camagüey el avión bimotor de las FAR marca Cessna
310 No. 53 de cinco plazas, con rumbo a La Habana, conduciendo al Jefe del
Estado Mayor del Ejército Rebelde Comandante Camilo Cienfuegos quien iba
acompañado por el piloto de dicho avión, primer Teniente Luciano Fariñas
Rodríguez y el soldado rebelde Félix Rodríguez, los que desgraciadamente no han
llegado a su destino”.
Ahora
sí vamos al estudio de las hipótesis de quienes sustentan que los líderes de la
revolución asesinaron a Camilo, utilizando el procedimiento de ir
transcribiendo literal y cronológicamente lo expresado a lo largo del citado
documental por las personas entrevistadas o por el propio narrador en off,
–entre comilla y en cursiva siempre- e inmediatamente después de cada
declaración, haré acotaciones sobre lo que pienso de la veracidad, credibilidad
y cientificidad de lo expresado, así que paralelamente pueden irse manifestando
dos formas de pensar, que se identificarán o separarán en la medida que avance
el documental.
Reiteramos
que todas las entrevistas fueron realizadas a personas que lucharon de alguna
manera y dentro de diferentes organizaciones político-militares contra la
dictadura de Batista y que posteriormente manifestaron sus abiertas posiciones
anticomunistas y, por ende, contra la revolución; por lo que observaremos
expresiones que quizás sean sensibles para algunas personas. Veamos entonces:
“Un día estábamos
pasando nosotros y Camilo estaba junto a Orestes y Larita bastante acalorado y
le pregunté qué le pasaba y él me dijo: los comunistas me tienen la tropa esta
revuelta, por eso boté de aquí al chino Figueredo” (Eduardo García, capitán del
ER). A priori esto parece intrascendente, pero ya me llaman la atención
dos aspectos: ese hecho pudo ser absolutamente verdadero, pero es una
narración, muy, pero muy oportuna que se perfila desde un inicio: la posición
rabiosamente anticomunista de Camilo que, como siempre han avalado otras
personas anticomunistas, todas solo a partir de su narración oral. Y decía que
ello parte de un hecho real: Camilo no era comunista, ni marxista; sino un
justiciero, un tipo de cualquier esquina de La Habana que se fue convirtiendo
en el mejor guerrillero de todos y, de paso, en un excelente líder, y que fue
aprendiendo a crecer con las circunstancias.
Según muchos de los que lo conocieron
su postura antes de llegar al poder era anticomunista. (narrador). Desde un inicio
el bombardeo en esa dirección es evidente: se parte de una verdad de
perogrullo, creo para sustentar una final, porque esta es precisamente una
vieja técnica para fundamentar hipótesis. Veamos a continuación.
Seis días más tarde llega a La Habana
Fidel Castro al frente de la Caravana de la Libertad, y a partir de ese momento
Camilo se convierte virtualmente en el segundo hombre de la revolución, lo que
genera los primeros conflictos en la sucesión de mandos. (Narrador). Verdad
entrecortada. Cierto es que de la noche a la mañana, en el brazo armado de la
revolución, Fidel le otorga a Camilo una posición de poder, pues después de
convertirlo en el jefe militar de La Habana, casi inmediatamente y hasta el
mismo mes de octubre es quien está realmente al frente del ejército rebelde, fuerza
militar principal, -aunque formalmente hay varias instancias de dirección que
coexisten, - pero, al mismo tiempo, en el reordenamiento sobre qué papel
debería jugar cada cual, habían, sin dudas, varias figuras que formaban la
vanguardia político-militar de la revolución, entre los que estaban aparte de
él, Raúl –prácticamente se convirtió desde el principio, oficialmente, en el
segundo hombre del aparato político-militar-, el Che y otros, así que ponerlo a
la precipitada en el segundo puesto de la revolución es un contrasentido que
solo puede tener el objetivo de justificar celos y envidias que sirvieran de causa
a una respuesta violenta.
Era evidente que un hombre de la
popularidad de Camilo que era tenido en Cuba como el Cristo rumbero, el de los
humildes que tenía este pensamiento no marxista, no iba a aceptar una
revolución comunista. (Carlos Franqui, periodista y escritor, ex directos de
Radio Rebelde y Revolución). Franqui, a pesar de sus críticos, es un
periodista y hasta escritor; por eso tales expresiones, pero aquí hay un fallo:
el Cristo siempre fue el de los humildes, y nunca fue marxista. Pero lo que nos
interesa: para que Camilo no aceptara una revolución comunista –que, dicho sea
de paso, hubiera sido también posible-, habría tenido que haber un
convencimiento ideológico en él totalmente contrario, o sea, ser él un
anticomunista convencido, porque de otra manera también cabía la posibilidad de
aceptar un camino, inicialmente, por ejemplo, para seguir a Fidel.
En ciudad Libertad, a donde fui,
estaba yo esperando a Camilo para una entrevista y en la habitación de al lado
estaban reunidos Camilo, Raúl y Che, que por supuesto no sabían que yo estaba
afuera, y ellos estaban discutiendo el problema sobre qué hacer con los
soldados del ejército constitucional, entonces Camilo planteaba darle trabajo
en obras públicas, y Raúl se opuso a lo que contestó Camilo, bueno pero si no
le damos trabajo van a estar en la calle conspirando, a lo que dijo Raúl
textualmente, eso es lo que queremos, que conspiren para fusilarlos, a lo que
el Che Guevara contestó “yo estoy de acuerdo con esto”, entonces Camilo decía
pero cómo vamos a hacer eso, son miles y de pronto dice Camilo: esto vamos a
hablarlo con Fidel. Cuando salió y lo vio a él, le preguntó si había oído la
discusión, a lo que mintió para cubrirse, entonces Camilo le comentó, “no,
porque estoy teniendo problemas serios con Raúl y con el Che”. En esa discusión
se veía que Raúl y Che no obedecían a Camilo, que tenía un cargo más importante
que el de ellos, y no aceptaban ese hecho. (Agustín Alles, ex reportero de la
revista Bohemia que fue corresponsal de guerra y cubrió la Batalla de
Yaguajay). Sé que hubo discusiones entre esos líderes, no podía ser de otro
modo, y muchas veces imagino que trataron de imponer sus puntos de vista a los
demás, porque en esa etapa y todavía en los años posteriores, las discusiones
fuertes entre los actores del proceso eran típicas; pero aquí hay premisas que
ya se van dilucidando: Raúl y Che en posiciones extremas desde los días
iniciales y Camilo absorto en el lado contrario. Recuérdese que presumiblemente
–porque no se aporta una fecha determinada- se está en el momento en que hay
fuertes críticos a los ajusticiamientos públicos, y es cuando,
“maquiavélicamente”, Raúl y Che quieren incitar a miles de personas a
convertirse en un problema real dentro de las ciudades para tener el mejor pretexto
para saciar su morbo de sangre. En modo alguno eso tiene ni pies ni cabeza, así
que no trago. Pero menos entiendo que Camilo sea tan tonto como para no darse
cuenta de que el tipo está al lado de la habitación donde él se hallaba y
acepte que no escuchó nada y por demás, declararle a un periodista estrella de
Bohemia, acostumbrado a dar los palos periodísticos y que no era precisamente
revolucionario, que tenía problemas con Raúl y Che, en momentos en que publicar
las cosas no costaba absolutamente nada. Plantear, asimismo, que los dos no
obedecían a Camilo es una cuña para permitir desarrollar la idea
posteriormente, porque, en ese período la realidad estaba muy por encima de la
formalidad, y los tres tenían más o menos el mismo empuje ante Fidel y la
dirección de la revolución.
Camilo no aprobaba la conducta asumida
por el Che en la Cabaña ni la de Raúl en Oriente, pues estaba en contra de los
fusilamientos masivos practicados por ambos. (narrador). Eso es
probablemente verdad, muchos no aprobaban esos fusilamientos masivos y
públicos, y el propio Fidel aceptó muchos años después que el impacto de la
trasmisión de esos ajusticiamientos no favorecía a la revolución, y por lo
menos su publicidad se eliminó, pero muchos, con posterioridad, manifestaron
desacuerdo en este sentido; sin yo saber la posición real de Camilo al
respecto, aunque como principio puedo asumir que “aguantaba la pata” de algún
modo, porque todo formaba parte de una concepción de los líderes del movimiento
revolucionario, donde si no hacías, dejabas hacer por el bien mayor.
“Cuando Camilo regresa de Estados
Unidos, yo le oigo decir que hay que parar los fusilamientos de Che y Raúl, y
que Fidel estaba indeciso, que cuando estuvo en EEUU también sintió que había
una oposición grande a los fusilamientos, pero que Raúl y Che se oponían,
querían que continuaran los fusilamientos, como así ocurrió (Agustín Alles). Otra afirmación
más. Todo se compone de eso, le escucho, le oigo, ninguna prueba, pero aquí de
lo que se trata es de seguir contraponiendo dos filosofías revolucionarias: la
de Raúl y Che que efectivamente por sus cargos estuvieron al frente muchas
veces de ese proceso de ajusticiamiento o por lo menos en lugares claves, y
Camilo que supuestamente se oponía, pero era él el que estaba al lado de Fidel
cuando éste explicaba en enero del 59 a todo el mundo las razones que tenía
Cuba para los fusilamientos y no es casualidad, si no vean las imágenes.
Probablemente Camilo estuvo en el grupo que se opuso tácticamente al juicio
público, pero eso en modo alguno lo ponía en una posición contraria a Fidel.
Fidel mandó la columna 2 a Santo
Domingo por el mes de mayo o junio del 59, y allí perecieron todos y Camilo se
quedó sin columna, aunque era el jefe del ejército. Eso en un primer detalle
importante que debilita la posición militar de Camilo. Lo otro es que Fidel
disuelve el Ministerio de Defensa que tenía tres cuerpos, entre ellos el
ejército mandado por Camilo, y nombra a Raúl Castro como jefe de las fuerzas
armadas, quien en su primer acto, con su concepción militarista fue mandar a
pelar a todos los barbudos y peludos, entre ellos la escolta completa de Camilo
Cienfuegos a los cuales licenció y envió a sus lugares de origen (Carlos
Franqui, periodista y escritor, ex directos de Radio Rebelde y Revolución). Esto es un poco
ridículo –de allí que la posición esta se vaya debilitando-: morbosamente
mandan a R. Dominicana un contingente para que los liquiden allá y dejar sin
fuerza a Camilo, pero si a él ya lo seguían miles de combatientes y
oficialmente era jefe de un ejército, y es lo más normal que dejes de dirigir a
unas decenas de hombres cuando vas a dirigir a miles y lo otro sí es verdad que
se hizo, pues hasta Che protestó por la peladera que se impuso en el ejército
cubano, pero eso nada tiene que ver con asesinar a Camilo, pero sí crea otra
baza para la animadversión contra Raúl. Lo del nombramiento de Raúl sí es un
hecho contundente –y esta es una carta fundamental para los contras- y trasluce
un hecho jamás estudiado, por lo menos públicamente o que yo sepa, por la
historiografía cubana, lo relativo a que Raúl asumió como figura central de las
fuerzas armadas, “de pronto”, ahora oficialmente por encima de Camilo, sin que
haya certeza sobre lo que pasaría con éste; porque para mí está claro que los
dos, por su importancia, no podrían estar en el mismo sitio. Pero este punto sí
causa roncha y es base para la mayor especulación, aunque siempre me remito al
discurso de Camilo el 26 de octubre: si él hubiera estado dolido o se sintiera
marginado, no hubiera dado ese discurso diez días después de haber sido
nombrado Raúl, ni tan siquiera por la revolución. Él sabía perfectamente qué
papel jugaría en la revolución, no tengo dudas.
Camilo me decía yo soy Fidelista.
Estoy en contra del juego de los comunistas, pero soy fidelista. Estaba muy
preocupado por eso y en múltiples oportunidades me habló para que viéramos a
Fidel y habláramos de ese asunto. En muchas ocasiones nos vimos en diferentes
lugares y me decía oye tenemos que movernos porque los comunistas se están
adueñando del proceso este y Fidel no acaba de decidirse y yo le decía, bueno,
cuando tú quieras hablamos con Fidel de eso, y en otra oportunidad me dijo:
pero habla tú, yo te acompaño, porque tú sabes que Fidel a mí en público me
elogia, pero en privado me tira a mierda (Huber Matos, Cmte. ER, Jefe Militar
de Camagüey). Pura especulación. Se vuelve a lo mismo: me
dijo, le escuché, sin que nunca nadie oyera nada; pero el final de la
afirmación no me lo creo, por infantil: por mucha lealtad que le tuviera Camilo
a Fidel, no creo que jamás hubiera permitido que lo trataran como un trapo,
aunque sea en privado, porque eso significa que todos sus compañeros y eran
muchos los que conformaban este círculo “privado” lo tuvieran realmente como un
tipo que era una marioneta. Tampoco creo que Fidel tratara así a Camilo, no
porque lo encumbra y adorne, sino porque sabía tratar a la gente, era un
experto en eso, y conocía perfectamente que humillar nunca trae buenos
resultados, menos con hombres que han demostrado tener llenos los blasones de
hombría. Esa es una mentirona inventada y si no, que me demuestren lo contrario
con evidencias. Y me callo.
“Camilo si bien en los primeros
momentos era un ferviente seguidor de las ideas de Fidel, poco después comenzó
a discrepar con los métodos de gobierno que conducían a la dictadura. Sin
embargo, el hombre sencillo y humilde cambió un tanto su carácter. Según
relatara en su libro “Cuba 1959, la galera de la muerte, el sacerdote Javier
Arzuaga, capellán de los fusilados en la fortaleza de La Cabaña, el propio
Camilo presidió en el campamento de Columbia un juicio contra Pedro Morejón
quien fue sentenciado a muerte en un proceso cuyas deliberaciones duró 10
minutos. (narrador)”. Sí, en ese momento un acto como ese, con sus
múltiples variaciones, fue posible y estoy seguro que de haber sucedido debió
afectar a Camilo, un símbolo de la vida que no admitiría hacer tales cosas con
placer por muy necesarias que fueran, pero eso no sería, en ningún caso, condición
imprescindiblemente para que él fraguara un golpe contrarrevolucionario. De
hecho, aquí se unen anárquicamente dos hechos: la supuesta discrepancia de
Camilo con Fidel y el acto donde el primero preside actos inhumanos y crueles,
que él rechaza, lo que solo tiene una lógica bien construida: demostrar que
desde los primeros días de enero del 59 ya Camilo estaba acumulando
frustraciones que ameritaran revelarse contra la revolución en algún momento, y
que, antes de que ello ocurriera, los otros lo mataron.
“Camilo cambió, después de nombrado
Jefe del Ejército y se creía mejor que los demás. Asegura, sin embargo, que
tenía diferencia con Che y Raúl y cuando Fidel no estaba él se mostraba crítico
con Fidel”. (Lázaro Asencio, Fundador del Segundo Frente Nacional del
Escambray). Claro que cambió, ¿quién no lo ha hecho?,
pero estoy segurísimo que este hombre no tuvo jamás intimidad con Camilo, por
lo que no estaba en posición de asegurar que había cambiado. Es absurdo. Por
demás, cualquier persona que está en posición de decir que otra “se creía mejor que los demás”, -lo que
denota envidia o crítica mordaz-normalmente no es privilegiada con las
confidencias de pensamientos íntimos y transgresores.
“Yo le dije, después de ese mitin,
Camilo tú eres tan popular como Fidel, a lo que él me contestó: ese es un
problema grande que yo tengo (Agustín Alles)”: Es la misma
especulación: la conversación es posible que se haya dado, la respuesta es la
típica que solo se le da a un amigo bien íntimo ¿lo era Alles de Camilo?
“Camilo era una sombra para Fidel. Hay
un discurso de Fidel donde Camilo llega a mediación del discurso y cuando se
asoma por el balcón aquello se fue abajo ¡camilo, camilo, camilo!!!!y le ahogó
el discurso a Fidel, el que se tuvo que virar y le dijo aquello de “Voy bien
Camilo” (Ivan Ayala, Capitán ER)”. Esa es una verdad a medias. En medio
del documental parece que se está refiriendo a un hecho acontecido en un período
avanzado del año 59, y no fue así, si no al momento de la entrada de Fidel a La
Habana el día 8 de enero, cuando todavía las probables pujas por celos entre
todos los dirigentes de la revolución no se podían haber expresado de ningún
modo, pero ya aquí aparece esa anécdota subrepticiamente, metida a la fuerza en
período, como el que no quiere las cosas, ¿para seguir sembrando qué? Pero
falta un detalle: ese discurso Fidel lo hace en el campamento de Columbia, en
una tribuna improvisada, nunca desde un balcón, amén de que Camilo siempre lo
acompañó, no apareciendo de pronto en medio del discurso. Pero si hubiera
pasado nada tendría de particular: Camilo fue el hombre que representó a la
revolución en los primeros días, precisamente en Columbia, así que, de haber
aparecido de pronto, lo que nunca sucedió, las exclamaciones serían muy naturales.
“Unos días antes de darse el caso de
allá de Camagüey fuimos a La Habana y almorzamos Camilo, Velarmino Castillo
Anibal, Antonio Enrique Luzón y yo. Huber le leyó la carta y él le hizo
comentario sobre todo ese problema, la lectura de la carta era para demostrar
que la penetración de los comunistas se estaba realizando en todos los niveles
y como ninguno de los que estábamos allí, incluyendo a Camilo habíamos luchado
por eso, no hubo una expresión de disgusto, todo se tomó como una cosa
rutinaria de la revolución (Carlos Castilla, capitán del Ejército Rebelde)”. Nadie más ha
hablado de esto. Claro, si se trataba de este tema, es de suponer que nadie
haya dicho nada; pero es que la carta nunca fue el problema real, aunque se
quiera ver así. Lo que hay que demostrar es si hubo conspiración o no, porque
la carta es solo una opinión, que pudo ser intrascendente si solo hubiera sido
una preocupación. Pero aun si ese encuentro hubiera sido real, lo que no se
demuestra tampoco, eso es intrascendente para el asesinato de Camilo.
“Huber Matos le envía a Fidel una
carta de renuncia, en la cual denuncia la influencia comunista en el gobierno.
Castro de inmediato monta una campaña difamatoria contra Matos, alude una
supuesta sublevación militar, y el 21 de octubre de 1959, envía a Camilo con un
grupo de hombres a arrestarlo y tomar el regimiento militar de Camagüey
(narrador)”. Ya dicho: ¿hubo o no conspiración interna?
Claro que la hubo, aunque se discuta sobre el tratamiento dado, pero parece
cosa clara de que hubo más cosas que una simple carta y una maquiavélica
venganza por ella.
“Camilo va como con 20 hombres, armado
con fusiles automáticos, bazucas, etc., todo un despliegue, cuando llegó al
aeropuerto se encontró allí con el jefe de mi escolta, teniente José Martí
Ballester, quien le dice que Huber le mandó a ponerme bajo las órdenes suyas,
así que si Ud. va a entrar al regimiento, yo tengo que ir alante de Ud. por
cuestión de seguridad. Camilo fue solo hasta la puerta de mi casa, donde yo
estaba, y a la gente de él la dejó fuera. Entró y me dijo “vengo abochornado,
yo nunca hubiera querido cumplir una misión de esta naturaleza. Tenía la cara
ocre, abochornado. Tú sabes que nosotros nos respetamos, nos estimamos, nos
queremos y sé quién eres tú, y ahora me han mandado a arrestarte, que me
entregues el mando, no sé no entiendo esto, pero por encima de todo vengo
asqueado, pero tengo que cumplirla y entonces yo le digo: “sabes que te
mandaron aquí para que mi gente te matara, entonces si yo no tomo las precauciones
para cuando tú entraras aquí te balean, a ti o a quien hubiera entrado. La
tropa está exaltada porque se han pasado como tres horas diciéndole traidores,
bribones, hijos de perra, canallas, no tengo la menor duda que ellos sabían que
yo iba a renunciar, así que estaban preparando el escenario para cuando yo
renunciara arrancarme la cabeza a mí y de paso matar a Camilo y echarme a mí la
culpa”. (Huber Matos). Sabe Huber que no había testigos, así que
puede decir cualquier cosa, pero si es así, ¿por qué un oficial trató de matar
a Camilo allí mismo cuando los dos salieron del cuarto? Lo que no me trago de
ningún modo es el bochorno de Camilo, que contrasta absolutamente con la imagen
erguida de él cuando llegó al aeropuerto y al cuartel. Habla de un plan
truculento. Yo pienso que este es el quid de la cuestión: el cuento es
diametralmente opuesto en dependencia de qué posición defienda cada cual, pero
lo que sigue, el discurso de Camilo es lo que puede oponerse a la idea del
bochorno. Para que se diera la captura y asesinato al mismo tiempo de los dos,
tal y como se planificó supuestamente, tuvo que desarrollarse un combate, que
era probable, y por eso mandan a Camilo y no a Ramiro, por ejemplo; pero había
que matar a Camilo y después a Uber para que no hablara y eso no era algo en lo
que alguien pudiera planificar fríamente, sin que algo no pudiera salirle mal.
¿Cuántas variables tendrían que darse para que se pudiera obtener ese
resultado? Demasiadas para convertir lo fantasioso en cierto.
“No existía tal sublevación. Huber se
entrega y pone a sus hombres bajo las órdenes de Camilo, rompiendo de esa forma
lo que muchos críticos consideran que fue un plan orquestado por Fidel para
deshacerse de los dos comandantes rebeldes. Una vez subsanado el incidente,
Camilo ofrece una conferencia de prensa en Camagüey. En la conferencia Camilo
dice que Camagüey estaba revolucionado, que Huber se había alzado contra el
gobierno y que había una situación difícil allí y por ese motivo es que él va a
Camagüey a detener a Matos, pero que decidió enviarlo con una escolta, al ver
que no era así como le habían dicho y entonces fue para Santiago de Cuba que
tenía otros problemas allí”. (Cebrián de Quesada, periodista que moderó la
última conferencia de prensa de Camilo). Yo no he visto o
escuchado esa conferencia, que es verdad que se dio, así que no puedo decir si
se dijo esto o lo otro; pero sí estoy seguro que la forma en que habló no fue
esta, quitándole absolutamente toda la importancia que llevaba el caso de
manera pública. Lo importante aquí es que se sigue sin demostrar lo de la
conspiración, además de que la lógica indica que la orden habría sido arreglar
el problema completo en Camagüey, porque habiendo una situación gravísima, en
cualquier sentido que usted quiera verlo, hubiera sido irracional no
reorganizar la dirección político-militar de la provincia.
“Camilo vuelve a la semana a Camagüey
para investigar qué había pasado realmente allí y la última persona con que se
entrevista fue con Carlos Álvarez, famoso guerrillero, quien fue el que llevó
la carta de Huber a Fidel y que era jefe del aeropuerto de Camagüey y le
explicaron realmente lo que había pasado” (Carlos Franki). Eso ya es
mentira. No tenía tiempo para regresar en una semana, sino que se quedó allí,
aunque pudo ir también a Oriente, pero se quedó allí reorganizando los mandos y
estabilizando la situación. Dicho así parece que se fue, y regresó a los siete
días y eso forma una condicional muy oportuna. Él sí regreso, para ultimar
detalles de la reorganización del territorio, pero no se puede demostrar lo
contrario. Por otro lado, si Camilo sabía todo lo de la carta, y de hecho, como
se afirmó anteriormente, también pujaba por tratar el tema del anticomunismo,
¿qué iba a averiguar que ya no supiera?
“Antes que Camilo desaparezca yo
recibo dos recados de él y el recado es que Huber esto no puede haber juicio,
tenemos que resolver el caso tuyo sin juicio, yo me aseguraré que tú escapes,
pero culpándome a mí de estar en un atolladero, en un problema muy serio, y el atolladero
se lo había buscado Camilo el mismo día de mi arresto porque discutió con Fidel
Castro, por teléfono en presencia mía y el 27 por la mañana yo recibo un
segundo recado de Camilo, desesperado, diciéndome no puede haber juicio, yo me
encargo de que tú te escapes, pero no puede haber juicio. Calculo que los dos
Castros le estaban diciendo tú tienes que acusar a Huber, inventar cualquier
cosa, pero Camilo sabía que no podía hacerlo, una porque él me conoce y sabe
que si me acusa yo le iba a decir coño pero es que te has acobardado, porque
más de diez veces me has dicho que había que evitar que la revolución se vaya
para el comunismo y que había que hacer y lo otro, el caso es que insistía como
un pobre trastornado, no puede haber juicio”.
(Huber) Esto tiene una enorme dosis de teatro. Si
Camilo quería que Huber se escapara, lo hubiera logrado relativamente fácil. Le
pudo mandar dos notas con gente de entera confianza, y siendo Camilo ¿no podía
sacarlo de la prisión? Si estaba realmente trastornado por lo que Huber dijera,
hubiera planificado su propia salida y traición y el golpe a la revolución en
ese momento hubiera sido tremendo.
“Cuando se da la noticia de Huber
Matos (…) le pregunto a Camilo y él me dice “el problema de HM es que Raúl
Castro dice que hay que fusilarlo, porque HM ha planteado el problema del
anticomunista en el ejército y aquí el que es anticomunista es
contrarrevolucionario y el que es CR Paredón, la misma tesis del periódico
Revolución”. (periodista de Bohemia). El hombre sigue haciendo
confesiones sobre su “amigo íntimo” Camilo, y siempre tienen que ver con Raúl y
el anticomunismo de Camilo, causas probables más importantes del asesinato.
Las 48 horas finales de Camilo son
cruciales: primero porque ha tenido el problema con Raúl acerca de de los
mandos. Fidel ha puesto a Raúl en el puesto de Tabernilla como Jefe del Estado
Mayor Conjunto y ha eliminado del grupo camilista a los principales mandos, qué
hace Camilo, trata de venir para La Habana para saber por qué le han hecho eso,
así que queda la duda si Raúl lo ha matado, si Fidel tiene el pensamiento que
Raúl lo haya hecho, o que Camilo haya desertado. No, eso es ya
irreal: la creación del Minfar fue el 16 de octubre y ya para entonces Camilo
sabía perfectamente cuáles eran los movimientos de Fidel en la dirección de la
revolución y hay que ser muy tonto para creerse que él no sabía que Raúl iba a
dirigir ese ministerio, así que no es lógico que fuera para La Habana para
saber nada de esto, sino por otros trabajos. Es irracional pensar que Camilo
estaba ajeno, posterior al día 16, de lo que estaba ocurriendo, lo que yo
podría creer un tanto, sin embargo, si él no hubiera hablado como lo hizo el
26. Por demás, Raúl no ocuparía un puesto similar al de Tabernilla, sino el de
ministro del todo el ramo militar.
“Varios estudios hacen presuponer un
complot para liquidar al señor de la vanguardia. El piloto LFR tenía más de
2000 horas de vuelo y vasta experiencia tripulando el modelo de avión que lo
transportaba, así que la hipótesis de un error humano es muy frágil. Según el
Archivo Meteorológico Nacional durante las horas en que supuestamente ocurrió
la tragedia el estado del tiempo era bueno, la probabilidad de una turbulencia
aérea era mínima. Según el reporte de vuelo del aeropuerto de Camagüey, a 4
minutos de haber partido el Cessna 310, despegó un caza británico Sea Fury con
el cañón de 20 milímetros desenfundado. Testigos presenciales corroboran la
posibilidad del citado plan” (narrador). Eso está claro:
amplia experiencia como piloto más buen tiempo es equivalencia de que el avión
no se cayó. Pero lo otro es quijotesco: ¿quién da la orden de salida del Sea
Fury, que nadie sabe de eso? ¿Cuánta gente tuvo que enterarse de esa salida en
el aeropuerto? Muchas. Esa historia está muy mal contada, demasiada telenovela.
Pero lo matan, según esa teoría, no está ya en el aire, lo matan apenas salido,
porque es lo que se dice.
“Jorge Enrique Mendoza Revoredo va al
aeropuerto cuando regresa Camilo, en una parada técnica en el aeropuerto de Camagüey,
le dice desde lejos “hay un telegrama que dice el comandante Fidel que no vayas
para La Habana, que vayas para Las Villas, que Félix Torres tienes problemas
allí. Fidel, Raúl, Che mandaron a buscar a Félix Torres jefe del regimiento de
Las Villas para combinar la muerte en el aire de Camilo y Huber, pero les falla
el plan cuando Camilo en vez de llevarlo preso, se va a Oriente, con el
pretexto de que tiene que resolver problemas allá”. No tenían que
mandar a buscar a Félix Torres para matar a Camilo en el aire. Ese es el
detalle que derrumba toda la idea. Se les fue. De hecho, la invitación a Félix
es un problema adicional que no se crearía ni el menos inteligente de las
personas que quieran construir un asesinato limpio y sin testigos.
“Otros reportes apuntan a otros
fallecimientos que sin lugar a dudas están enormemente relacionados con la
supuesta desaparición. El piloto del Sea Fury ya mencionado, desapareció, el
mecánico de aviación quien había reportado que caza anterior había regresado
con la ametralladora completamente descargada, murió ese mismo día cuando un
automóvil lo atropello, un pescador que declaró que había visto que un avión
caza había atacado una avioneta, fue conducido a La Habana, con el pretexto de
ampliar las investigaciones, y nunca más se supo de él, el Comandante Cristino
Naranjo, amigo personal de Camilo, que había iniciado una investigación al
respecto, fue baleado a la entrada del campamento de Columbia y meses después,
el victimario, capitán Manuel Beatón fue fusilado por el régimen
castrista”. (Narrador) ¿Cuáles son esos
reportes? ¿Por qué no se especifica nada? Así se forma la especulación y
construcción de verdades falsas, desde verdades verdaderas, medias verdades y
falsedades bien pensadas y consensuadas.
“Fidel Castro dice que él se enteró 24
horas después, lo que nadie se puede creer. Además, en esa búsqueda Revolución
tenía dos reporteros allí, el escritor Guillermo Cabrera Infante y el fotógrafo
Jessy Fernández, los cuales me contaban sorprendidos que después de la búsqueda
de cada día Fidel se iba a la Isla de Turiguanó o a otro sitio y le entraba a
tiro a las vacas, la asaban, hacían una especie de comelata y una fiesta y
cuando salía a la televisión ya ponía la cara dramática, pero la impresión que
daba es que Camilo no iba a aparecer, pues él sabía que no iba a aparecer y es
evidente (…) que Fidel ha eliminado a cualquier figura que pudiese tener
posibilidades de discutirle el poder” (Franqui). Suponiendo que
se hubiera dado ese plan truculento de Fidel: ¿habría sido él estúpido de
demostrar tal farsa a personas que no eran en modo alguno de su confianza? Esto
desbarata, por sí solo, esta tesis.
“Yo estoy seguro que llegó el momento
en que Fidel no quería que Raúl tuviera conflicto de ningún tipo, y Camilo era
un elemento conflictivo, pues había que eliminarlo también”.(Miguel Sánchez, El
Coreano). No querría Fidel ningún conflicto entre estos hombres, eso era
real y quizás hubiera sido su mayor preocupación, pero nunca hubiera llegado a
un punto en que la solución era el asesinato, sino algo muy diferente. Fue muy
capaz de maniobras políticas tremendas, ¿no lo iba a lograr en este caso con
dos de sus favoritos y, por demás, admiradores extraordinarios de él?
“Fidel y Raúl sabían que el verdadero
ídolo y jefe del Ejército Rebelde era Camilo y que el ejército iba a responder
a cualquier llamamiento que él hiciera, había que eliminarlo rápidamente para
que no cogiera fuerza. Después que Camilo sale del regimiento de Camagüey, tenemos
conocimiento de que hubo una llamada por el radio de Fidel para que se
presentara en la Ciénaga de Zapata y él voló para allá directamente y de allí
nunca salió”. (Eliecer Grave de Peralta, capitán del ER). ¿Fue a la
Ciénaga o a Las Villas? La última teoría, quizás la que más prevaleció, fue
ésta, porque era más atractiva, quedaba el morbo del ocultamiento, que en
cualquier momento futuro se puede verificar, y se hace más creíble solo por
este dato. No hay la más mínima duda de
la inmensa popularidad de Camilo y su arraigo en las tropas, probablemente por
su imagen mística que creaba una simpatía sin igual y su extracción social, que
lo hacía ver un hombre común y corriente que llega, por puro valor y
convicción, al poder; pero no tengo dudas tampoco que si bien más popular que
casi todos, Fidel en esos momentos era el líder indiscutido del pueblo cubano,
no por cargo, sino también por simpatía. Decir lo contrario es insustancial y
contraproducente con un hecho que puede demostrarse muy fácilmente.
Yo voy a contar que desgraciadamente
tuve que vivir, yo fui parte de ese asesinato. Juan Almeida me llama y me
pregunta si yo sabía la situación que había, y le digo que sí, y me dice por
qué tú no me acompañas a dar un recorrido en un avión y vamos los dos y así no
tengo que ir yo solo. Él estaba en comunicación con Fidel y le decía por donde
iba. En un momento le dice que vaya para Varadero y espere allí instrucciones.
Llegan tres o cuatro carros y en ellos venía Fidel Y Dorticós y le dice a
Almeida y al él que monten en los carros. De allí viajamos hacia el punto de la
carretera central y como a la hora y media, llegamos a un campo de aviación de
esos que se usaban para la fumigación. Cuando miro para el campo veo la
avioneta de Camilo. Yo le digo a Almeida qué estaba pasando, y él me dice que
no sabe, pero que una conspiración ha sido descubierta y allí empieza una
discusión a gran escala en la casa grande, pero era tanto que se escuchaba
afuera, Camilo le decía coño es que esto no puede ser , Fidel tú estás loco, yo
lo que no haría nunca es conspirar contra ti, entonces Fidel le decía es que
hay muchas pruebas que te delatan, pero dime nombres, en eso sale Fidel para
afuera, sale Aragonés y Raúl, entonces Aragonés le dice a Fidel chico vamos a
acabar con la comedia esa, llevamos tres días discutiendo qué hacemos, entonces
él se va y entra y hay una discusión bien grande, donde Camilo le dice Pancho
tírame a los cojones y en eso suena una ametralladora y después una varios
disparos de una pistola. Fidel en voz alta para que todo el mundo oiga dice el
pueblo lo condenó, entonces para mí quedó que yo era tan asesino como ellos
porque yo tenía una pistola como ellos. (Jaime Costa Chávez, asaltante al
Cuartel Moncada, expedicionario del Granma, comandante del ER) Vayamos por
partes:
A
confesión de partes, relevo de pruebas, es un axioma que quiere decir que, si
alguien confiesa alguna culpabilidad, exime a la parte acusadora de la
obligatoriedad de demostrar la culpabilidad, y ese parece ser el principio
elemental que han seguido quienes asumen la teoría del asesinato. Ya no es que
lo matan en pleno vuelo como estaba planificado al inicio, sino que lo asesinan
en medio de la ciénaga, donde entierran un cuerpo junto al avión incendiado y
la única prueba es la confesión, treinta años después de que sucedieran los
hechos.
La
otra prueba la aportó ¿google earth? con la publicación de unas coordenadas que
definen la existencia de un aeropuerto en esa misma zona como dice el hombre y
por demás unos documentos desclasificados del gobierno norteamericano donde se
confirma que tal vía existió. ¿Y qué demuestra esto? Nada. O sea, el hombre
esboza su teoría sobre la existencia de un aeropuerto que nadie conoce y
después cuando aparece en los mapas tal vía, el hecho que pasó allí se
convierte en cierto: la lógica no funciona, o para decirlo mejor, funciona en
forma de falacia circular: el hecho se explica suficientemente con otro hecho
distinto que haya afirmado inicialmente.
Bien,
un asesinato político podría ser real, no iba a ser ni el primero ni el último,
pero ¿y las inconsistencias? Había que jugársela toda a una sola carta, es
decir, citan a Camilo para esa pista, sin contar con que el hombre pudiera
comunicarse con alguien y decirle que iba para allá, y ya todo se caería,
porque el único modo en que el plan funcionara es bajo el secreto total, pero
no es así, Fidel, casi como un juego, le dice a este hombre que lo acompañe,
cuando sabe que va a matar a Camilo, no a Pepe Tijera; y le dice como si nada,
acompáñame tú también y después, ya ultimado el hombre, habla alto Fidel para
que todos lo oigan ¿Cuáles todos, si no había más nadie allí, de acuerdo a la
propia narración?, pero si habían más personas, lo cual es muy lógico, porque
tuvieron que enterrar el cuerpo, quemar el avión y después enterrarlo para todo
eso hace falta mucha gente, entonces es más absurdo todavía porque era
demasiada gente para controlar, porque si por lo menos me hubieran dicho que al
final mataron a todos los testigos, tipo mafia, entonces habría alguna
credibilidad, pero así no se puede entender nada.
Notas finales:
La
falta de credibilidad de esta historia, que los jóvenes repiten sin que al lado
casi nunca surja la voz del conocimiento que ubique, radica en algo muy
sencillo: si fuera verdad lo dicho, no sería tan difícil de demostrar, por lo
menos en los años anteriores, y se hubiera encontrado la forma más contundente
de hacerlo, porque si todo alrededor de la desaparición de Camilo fuera
mentira, la revolución no se sostiene ni veinticuatro horas, sencillamente
porque el pueblo no perdonaría a quienes le han mentido crecientemente durante
casi 60 años y no por el caso Camilo, sino porque la credibilidad en todo lo
demás se derrumbaría categóricamente.
Todo
no puede contestarse ni es necesario hacerlo, pero todo lo que pueda crear
estados de opinión que laceren la formación de la juventud debería esclarecerse
como en este caso. Nunca se ha dicho nada de esto, pero es el caso que la voz
populi sí tiene dentro de sus temas favoritos éste tema que les narro. Las
historias siempre hay que contarlas bien, de manera justa y equilibrada, sin
medias tintas, sin medias verdades, para que no haya oportunidad de que alguien
las cuente mal y sea dueño de la verdad.
En
este caso se sustenta una hipótesis muy inteligentemente, a partir de
personajes reales, que interactuaron verdaderamente con Camilo y que pudieron
ser protagonistas de muchas de sus historias, pero la debilidad del cuento está
precisamente en que todo se va hilvanando poco a poco para demostrar una misma
idea, pero uno se da cuenta.
Primero
se fundamenta inocentemente el anticomunismo de Camilo, segundo que es
principal líder de la revolución, tercero que representa lo contrario a Raúl y
Che, cuarto que no entiende el ascenso del comunismo permitido por Fidel,
quinto, que es un valiente idiota mangoneado por el jefe de la revolución,
sexto que los celos y el revanchismo cobran venganza truculenta, séptimo que
siente vergüenza de lo que está haciendo con Huber Matos y temeroso y asqueado
de todo le asegura que lo ayudará a escapar y octavo tiene la oportunidad de
oro de desenmascarar todo, esclarecer posiciones y dar un golpe tremendo a sus
enemigos y lo que hace es alabarlos. Demasiadas variables incongruentes., pero
que se sustentan por sistematización y unidad de la afirmación. Y funciona para
muchos.
Su
último discurso Camilo lo habría dado bajo la circunstancia de la droga y
temeroso por lo que le iban a cobrar por “su traición”, solo si hubiera
aprovechado y exculpado su traición y miedo, como no hizo; o convencido de que lo que decía era sinónimo
de una verdad incuestionable para él y para el pueblo que lo seguía, como hizo,
porque de otro modo no se puede gritar con tal emoción y convicción esto: “porque el pueblo de Cuba sabe que por cada
traidor que surja, se harán nuevas leyes revolucionarias en favor del pueblo…
Porque el pueblo cubano sabe que por cada traidor que surja, habrá mil soldados
rebeldes que estén dispuestos a morir defendiendo la libertad y la soberanía
que conquistó este pueblo. Porque vemos los carteles y oímos las voces de este
pueblo valiente que dice: ‘¡Adelante, Fidel, que Cuba está contigo!”.