Les dejo este excelente artículo de un colega y amigo.
Por: MSc. Mariano Álvarez Farfán. Profesor Auxiliar. Departamento Historia y Marxismo-Leninismo. Universidad de Sancti Spiritus , Cuba.
Transcurre el mes de enero y aunque
todavía amanece perezosamente el año 2019, el empresario de la Casa
Blanca, Donald Trump, se apresura para incorporar a su hoja de servicios
otra de sus burradas.
Parece ser que el numeroso equipo de
asesores presidenciales en su desatino por tapar los frecuentes errores
del mandatario, olvidó explicarle ¿Qué es Cuba?, ¿dónde está ubicada?,
¿quiénes son los cubanos?, ¿por qué no se atemorizan ante el gigantesco
poder económico y militar que los amenaza?, ¿por qué no se ponen de
rodillas ante nadie?, ¿cómo es posible que en 60 años de Revolución no
se han presentado genuflexos y sumisos a pedir clemencia?
La torpeza del inquilino de la Oficina
Oval no le permite ver que ha tenido, y seguirá teniendo, pésima
asesoría; que sigue siendo portador y prisionero de los rezagos más
antediluvianos de la derecha ultraconservadora, y que es manipulado y
arrastrado hasta el desbarranco por la dinosáurica derecha
cubanoamericana, que en estridente, irrespetuosa, provocativa,
injerencista, amenazadora, prepotente, violatoria del derecho
internacional y calumniosa retórica al estilo de los Díaz-Balart, Marco
Rubio, Ileana Ros-Lehtinen, Bob Menéndez y otros ejemplares de la fauna
jurásica miamense, proclaman a toda voz que se esfuerzan para traer la
libertad y la democracia a la “sufrida, oprimida, tiranizada y enlutada
Cuba”
¿No sabe el presidente norteamericano
que Cuba y los cubanos son conocidos en todos los confines del planeta
por su actitud humanitaria y solidaria, como no es capaz de hacer la
gran potencia? ¿A quién va a enseñarle democracia? ¿Se hace democracia
bloqueando?
El pueblo cubano es feliz, vive y
palpita con su Revolución y le pregunta a Ud., que se afana en decir que
no tenemos democracia ¿Cómo llegó a la presidencia? ,¿cuándo se puede
dar el lujo de caminar las calles de cualquiera de sus ciudades y ser
recibido y aplaudido por el pueblo?, ¿cómo hará para redistribuir, hacia
la población más sufrida, un poco de los millones del puñado de
oligarcas que lo acompañan?, ¿cuándo Ud. se ha personado de inmediato en
los lugares en que se han producido desastres naturales que afectan la
población estadounidense?, ¿por qué no intenta detener la venta de armas
que sí enluta a la población de su país?, ¿se atreve a enfrentar a la
Asociación del Rifle?, ¿tiene el coraje necesario para analizar en
consulta popular la antiquísima, vetusta y anacrónica constitución
norteamericana?
¡Tamaña ironía! La Cuba que su gobierno
desdeña y llama antidemocrática, sufrida y enlutada, duerme tranquila
porque tiene esos problemas resueltos y no quiere de usted nada.
La tozudez cavernícola de Ud. y su
equipo le impiden ocultar su odio, ya casi ancestral, contra la
Revolución Cubana. Aunque bien sabemos que tratándose de un empresario
que no sabe ni cómo llegó a la presidencia, el odio heredado es más por
conveniencia que por conciencia. En consecuencia, la gran burrada:
“intentar activar el título III de la ley Helms-Burton”.
¿Cree que los cubanos nos ablandaremos por el recrudecimiento del bloqueo genocida?
¿Imagina que Cuba es una de las tantas
naciones lloriqueonas y pedigüeñas que se apresuran a besar los pies del
“gigante con botas de siete leguas”?
¡Pues se equivoca!
Si conociera algo de Cuba, sabría que es un pequeño archipiélago que prefiere hundirse en el mar a ponerse de rodillas.
Si sus asesores le hubieran hablado de
la historia de Cuba, conocería que este pueblo es firme, valiente,
enérgico, heroico y batallador por excelencia, a tal punto que mientras
Estados Unidos tuvo que valerse de la copiosa ayuda internacional para
lograr la independencia, Cuba, al luchar durante 30 años por la suya,
contra el más grande y poderoso ejército metropolitano de la época en
América (el español), no recibió reciprocidad del poderoso del norte al
que tanto ayudó.
Cuba, señor empresario-presidente, está a
solo 90 millas de las costas de su país y a esa pequeña distancia lleva
60 años construyendo una Revolución que todos los días se le atraganta a
Ud. y a su camaleónica jauría.
Aun Ud. miccionaba sus calzones cuando
ya un cubano de pura cepa, un hombre solar, sin reparar en que tenía que
enfrentar a 20 000 soldados del tiránico régimen, contó 7 fusiles y
dijo: “Ahora sí ganamos la guerra” ¡Y se ganó! ¡Así son los cubanos!
Todavía Ud. era un imberbe, señor
presiente, y ya los cubanos se batían victoriosamente en las arenas de
Playa Girón, contra un ejército mercenario, que precisamente el régimen
de su país aupó, pertrechó, preparó y protegió.
Ese pueblo que su gobierno, sus asesores
y Ud. mismo cree de segunda mano, no titubeó ni un instante ante el
peligro de desaparecer de la faz de la tierra durante la “Crisis de
octubre de 1962” y a sus cohetes nucleares le respondió con cohetes
morales que todavía resplandecen en el firmamento.
Cuando Estados Unidos invadía
territorios (como de costumbre) en todos los rincones del mundo en
nombre de la democracia, Cuba y los cubanos defendían la libertad y la
justicia en los países oprimidos de Asia, África y América, y aportaban
sus mejores hijos para tan noble causa.
Fueron cubanos los que lucharon en el
Congo, Angola, Etiopía y otros países en defensa de los más sublimes
valores humanos; y como muestra de su hidalguía, no retrocedieron ante
ningún enemigo.
Mientras los norteamericanos infectaban
el mundo de bases militares y provocaban guerras para ocupar territorios
y recursos, y complacer al Complejo Militar Industrial, Cuba compartía
lo poco que tenía con los más necesitados del planeta.
Por si usted no lo conoce, señor
empresario-presidente, le recordaremos que cubanos son los que
enfrentaron decididamente a la balbuceante OEA, los mismos que mandaron
un hombre al espacio sideral, los que pisoteando todos los preceptos de
la guerra moderna, derribaron un avión con un cañón y pararon contra
todos los pronósticos la voracidad de Sudáfrica, que para esa fecha
figuraba entre las principales fuerzas militares del mundo y era,
además, potencia nuclear.
Ante el desmerengamiento del sistema
socialista mundial, mientras la gusanera anticubana, con total apoyo
norteamericano, acopiaba colosales cantidades y variedades de bebidas
para festejar el derrumbe de Cuba, los cubanos elevamos nuestra estatura
histórica y sustituimos el batido y el helado por cocimiento, el
petróleo por leña, las guaguas por bicicletas, la carne por picadillo de
cáscara de plátano, las pizzas por frituras de yuca, el Habana Club por
calambuco o chispa de tren. ¡Pero resistimos!
Usted y los que piensan como Ud., señor
presidente, esperaban que el pueblo cubano muriera de tristeza y
sufrimiento; sin embargo, renació nuestro choteo e hicimos infinidad de
chistes de nuestras carencias y penalidades. Adelgazamos notablemente,
convertimos al plátano burro en ilustre señor, carecimos de medicinas y
otros insumos, tuvimos alumbrones en vez de apagones, sacamos del baúl
de los recuerdos la tracción animal, incorporamos a la jungla de asfalto
una nueva especie: el camello, e hicimos varias veces sopa con la
sustancia del hueso que pasaba de una casa a otra. ¡Pero no nos
rendimos! De esa estirpe están hechos todos los cubanos.
La desmemoria es típica en las
administraciones norteamericanas y el hecho de que usted sea el
cuadragésimo quinto presidente, no lo inmunizó contra ello porque a esta
altura, y después de tantos ejemplos valerosos de este pueblo, es una
burrada querer aplicar el título III de la ley Helms-Burton, mucho más
cuando desde hace tiempo se demostró que el bloqueo afecta también a los
hombres de negocios en Estados Unidos, así como a la sociedad
norteamericana en general.
Con toda razón Fidel nos alertó que no
hay nada que haga más daño que el ignorante que ignora que es un
ignorante y parece ser que sus asesores no le han explicado bien, que
son 27 las veces que Cuba ha presentado la resolución contra el bloqueo
en la ONU y la victoria del verde caimán del Caribe ha sido apabullante,
pues solo Israel y alguna que otra islita del Pacifico, temerosa de la
agresividad norteña o necesitada de un auxilio de unos cuantos
millones, han votado favorable a Estados Unidos. ¿Son 190 los países
equivocados en el mundo o es el suyo?
Una máxima popular indica que cuando
usted tiene problemas con todo el mundo, el del problema es usted. Por
tanto, saque sus propias conclusiones.
Señor Trump, o usted tiene la desdicha
de no saber nada de historia, o su pensamiento está anclado en un pasado
estéril y necesita que se le reafirme que la pequeña Sagunto fue
sitiada durante 8 meses (219 a.n.e.) y solo entonces fue tomada por
asalto y su población pasada a cuchillo; Numancia resistió el sitio (153
a.n.e.) durante 13 meses de hambruna al cabo de los cuales la mayor
parte de la población se suicidó para no someterse. Igual destino tuvo
Constantinopla en 1453 cuando 100 000 soldados turcos sitiaron a una
ciudad defendida solo por 10 000; Stalingrado (1942-1943) resistió más
de 5 meses y obtuvo la victoria y Cuba lleva bloqueada más de 50 años y
no ha inclinado su frente ni la inclinará. ¿No le parece sorprendente?
Beba de esas experiencias porque mucho las necesita.
Señor empresario-presidente, en vistas
de que usted no conoce bien a los cubanos, permítame recordarle que la
nave de la libertad que sigue su rumbo erguida y triunfante en las aguas
del Caribe se llama Cuba, y no va a naufragar por muy potente que sea
el Tsunami que desde “el norte revuelto y brutal” se intenta provocar,
porque sencillamente los cubanos son hombres y mujeres de carne y hueso,
pero con un corazón y una moral de acero.
Aunque Ud. no lo conozca bien, el pueblo
cubano está preparado para distinguir fácilmente entre un presidente
inteligente y un inepto cavernícola.